La profesora entró en clase, cargada con un maletín negro.
Los alumnos se fueron sentando poco a poco, entre cuchicheos y risas. A la profesora no le preocupó, sabía que iba a captar su atención en seguida.
Dejó el maletín que portaba sobre la mesa. Miró a la clase, sonrió, y procedió a abrirlo con el cuidado de quien sabe lo que guarda. De este sacó un violín. Se colocó en posición, y dio un La mantenido que terminó de silenciar a los pocos que aún hablaban.
-Bueno chicos, ayer dijimos que hoy hablaríamos de los números cuánticos, ¿no? -dijo la profesora, aún con el violín en posición.