Va. Sin mucho preámbulo, que ya habréis visto que me enrollo.
Despliega el leer más si el título te ha dejado con la intriga. Aviso, entrada muy matemática (con moraleja al final).
Va. Sin mucho preámbulo, que ya habréis visto que me enrollo.
Despliega el leer más si el título te ha dejado con la intriga. Aviso, entrada muy matemática (con moraleja al final).
Si algo me flipa de la física es su capacidad para, con ecuaciones sencillitas, aproximar la realidad. Es como tener en tu mano un superpoder para entender el mundo. Pero todo superpoder conlleva una gran responsabilidad.
O mejor dicho, una gran carga.
Y es que a todos los físicos nos lastra el querer calcular cosas. Oyes un dato chulo y enseguida una de tus cejas se alza y piensas: «Hmmm, y eso, ¿cómo se cálcula?»
Eso mismo me pasó hace poquito recordando el siguiente dato que leí en algún libro divulgativo (que ahora no recuerdo, o de cuyo nombre no me quiero acordar), y es que:
La luz que se crea en el centro del Sol tarda miles de años en salir de él
Y dirás: «¿miles de años? Pero si yo sé que del Sol a la Tierra tarda ocho minutillos. ¿Qué está pasando aquí?»
Pues en esta entrada vamos a entender porqué ocurre y ver cómo este fenómeno se puede modelar de manera muy sencillita, y con suerte aprender algo de física por el camino.
Al lío.
Si algo «bueno» ha tenido el confinamiento por el coronavirus, es el descenso en los niveles de contaminación. Esto ha hecho que se aprecien fotografías nunca vistas, como Madrid sin su habitual nube de smog fotoquímico, permitiendo ver la sierra a los madrileños.
La red enseguida ha proliferado con fotos impresionantes, algún que otro montaje y muchos memes ironizando con la situación. Pero, ¿cómo saber si una foto así es posible? Para que no te la cuelen, en esta entrada vamos a responder la siguiente pregunta: ¿desde dónde se vería el Everest?